Una nueva técnica para el procesamiento de imágenes en teléfonos móviles recorta el gasto de ancho de banda en más del 98 por ciento.
A medida que los smartphones (teléfonos inteligentes) se convierten en los ordenadores y cámaras principales de la gente, existe una demanda creciente para las versiones móviles de aplicaciones de procesamiento de imágenes. Dicho procesamiento, sin embargo, puede ser intensivo desde el punto de vista de la computación, y a menudo agota con bastante rapidez la batería del teléfono móvil. Algunas aplicaciones móviles tratan de resolver este problema enviando los archivos de las imágenes a un servidor central, que las procesa y las manda de vuelta. Pero cuando las imágenes son grandes, esto introduce retrasos notables y puede implicar costes extra debido a un mayor uso de la cuota de datos.
Unos investigadores del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), en Cambridge, Estados Unidos, la Universidad de Stanford en California, y la empresa Adobe Systems han presentando un sistema que, en unos experimentos, redujo en hasta un 98,5 por ciento el ancho de banda consumido para una imagen enviada a procesar a un servidor y devuelta por este, y el consumo de energía en hasta un 85 por ciento.
El sistema desarrollado por el equipo de Michaël Gharbi envía al servidor una versión altamente comprimida de una imagen, y este devuelve un archivo aún más pequeño, que contiene tan solo instrucciones sencillas para que un programa en el teléfono modifique la imagen original.
El procesamiento convencional de imágenes en teléfonos inteligentes y otros dispositivos de bolsillo consume una parte importante de los recursos de estas máquinas o de su cuota de ancho de banda. Una estrategia adecuada de software podría aliviar el problema de manera notable. (Foto: MIT)
El teléfono lleva a cabo entonces las modificaciones descritas por esas instrucciones en su copia local de alta resolución de la imagen.
Así se logra que el consumo de ancho de banda sea solo de un 1 a un 2 por ciento del que sería normal si no se hubiera recurrido al nuevo sistema.
Aplicar las modificaciones a la imagen original requiere algo de computación extra en el teléfono, pero eso ni consume tanto tiempo ni tanta energía como requeriría enviar y descargar archivos de alta resolución.
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